dilluns, 12 de febrer del 2024

Conferencia "Brotes verdes en la diócesis de Barcelona"

El obispo auxiliar de Barcelona, Javier Vilanova, pronunció el 22 de enero de 2024 la conferencia sobre el tema “Brotes verdes en la diócesis de Barcelona” en la Sala de Actos de la Iglesia de Santa María de Montalegre. “Para que haya estos cambios, estos brotes verdes, estamos llamados a confiar, a tener fe, a trabajar y a agradecer. Depende de Dios. Él es que da la semilla y el crecimiento. Nuestro trabajo es el de preparar el terreno”, manifestó.

El ponente fue presentado por el presidente de la Plataforma per la Família, Daniel Arasa, dado que la Plataforma participa en la organización de las conferencias mensuales de Montalegre. Recordó la trayectoria del obispo, iniciada en la diócesis de Tortosa, pasando de ser párroco en diversas poblaciones rurales a director del seminario de Tortosa, el interdiocesano de Cataluña y obispo. Destacó que Javier Vilanova tiene como eje central en la vida el ser pastor.

Javier Vilanova hizo referencia en su conferencia a algunos cambios que se están produciendo en la archidiócesis de Barcelona como el crecimiento de las comunidades de pastoral, el congreso “Inspira” celebrado hace unos meses, los avances en la pastoral de jóvenes, Axum (evangelización de otras parroquias), la pastoral familiar y social, el retiro de discernimiento vocacional de jóvenes como posible vía al sacerdocio, y otros de las instituciones de la iglesia de Barcelona, pero se centró sobre todo en las bases necesarias para que se puedan producir aquellos “brotes verdes”.

“En estos tiempos hay mucha secularización, pero ésta es precisamente la ocasión de dar testimonio. Las cosas no han cambiado”, manifestó, añadiendo que “en esta sociedad secularizada queremos vivir valores, pero no se quiere la fuente de la que emanan, que es precisamente en muchos aspectos el cristianismo”.

Detalló que “en nuestras manos está que los valores vuelvan a ser reales. Pero proponer el cristianismo no está en planes pastorales, ni en estructuras, ni en técnicas nuevas, sino en volver a los orígenes y en un renovado entusiasmo. El cristianismo puede ser fascinante en esta humanidad nueva. El cambio es la fascinación de Cristo. El cristiano tiene que reflejar en el mundo la mirada de amor de Dios”. “Hay que crear envidia en otros cuando vean que los cristianos son personas felices y alegres, porque si queremos ser evangelizadores primero hay que vivirlo”, dijo en otro momento.

Animó a que todos vivan su respectivo carisma, “pero que no sea autoreferencial sino abierto a todos, con visión global de la Iglesia, en comunión, aceptando y acogiendo la diversidad, teniendo confianza en el Espíritu Santo, que quiere hacer una obra de arte”. Para el obispo Vilanova, “hay que trabajar para fomentar la identidad de los grupos eclesiales” y considera que el futuro pasa por las parroquias, “porque son comunidad de comunidades”.