El profesor Venancio Carrión, licenciado en Filosofía, máster en bioética y experto en el campo de fecundidad humana, pronunció en Montalegre la conferencia del mes de mayo de 2024 bajo el título “Los retos de la bioética ante la infertilidad”.
En la presentación del ponente, el presidente de la Plataforma per la Família, Daniel Arasa, explicó que Venancio Carrión y su esposa, Jordina, llevaban años de matrimonio sin que llegaran hijos. Recurrieron a la Naprotecnología, una técnica que respeta la dignidad de la persona desde el primer momento, y han tenido dos hijos. Desde hace años se dedican a ayudar a matrimonios con problemas de infertilidad o esterilidad. Han llegado ya a centenares de matrimonios.
Carrión explicó que las últimas estadísticas sobre población nos alertan sobre la falta de nacimientos para conseguir el relevo generacional y la primera maternidad de la media de las mujeres se aproxima a los 40 años. Es decir, precisamente cuando biológicamente empieza a ser menos probable lograr embarazo.
Por otro lado, las técnicas de reproducción, especialmente la fecundación in vitro, se presentan como la solución para lograr ser padres “en cualquier momento”. Las técnicas de reproducción se centran en conseguir el hijo deseado sin llegar a diagnósticos completos, manifestó. Pocas veces, dijo Carrión, se informa adecuadamente del proceso, de los efectos de la medicación y de que para que se logre un embarazo normalmente se pierden 14 embriones (personas humanas) por el camino. Enfatizó que el embrión es persona humana.
Delante de la infertilidad, la bioética tiene el reto de informar adecuadamente, de ayudar a ver la infertilidad como una situación, a priorizar el camino médico que siempre busca alcanzar un diagnóstico para restaurar la salud. En este sentido la infertilidad no es una enfermedad, es un síntoma.
Añadió que la preocupación y respeto por las personas se debe también al paciente más pequeño, al embrión, no solo a la madre y al padre, y dijo que “el lugar más adecuado para recibir la vida humana es el acto conyugal, ese entorno de misterio, de sorpresa, de no saber si esta vez llegará. Dos personas que se aman y se predisponen a que se pueda generar vida pero siempre envuelta en un misterio que les supera.
La vida humana llega por sorpresa en este contexto y siempre nos remite a la libertad personal. La persona es fin en sí misma, no es objetivo o finalidad de otros”. Precisó que los hijos no son de los padres, pero llegan por su amor y apertura a la vida. Más adelante dejan al padre y la madre y recorren un camino que remite a una trascendencia.
El ponente manifestó que la juventud necesita conocer que la edad biológica ideal de la maternidad está más hacia los 25 años de la mujer. Mucho se puede hacer, como preparación remota, si la mujer aprende a reconocer los signos y el significado de su ciclo menstrual. Además. esto permitiría ganar en salud mucho antes. “La sociedad nos lleva a normalizar que la menstruación duele y la medicina a paliar síntomas en lugar de profundizar y llegar a la causa del dolor”, añadió.
Venancio Carrión y su esposa dedican su actividad en este campo a través de la Asociación Naprotec, donde se acompaña a los matrimonios infértiles y a las mujeres con desarreglos en el ciclo para ayudarles a afrontar estas situaciones sin hacerse daño y realizando un proceso médico con la ayuda de la Medicina Restaurativa de la Fertilidad.